viernes, 29 de noviembre de 2013

GRUPO I: HIPERSENSIBILIDAD

Tipo I. Hipersensibilidad inmediata o alergia atópica 

También denominada hipersensibilidad mediada por IgE (anafiláctica, inmediata o dependiente de reaginas). Son las reacciones alérgicas de tipo I según la clasificación de Gell y Coombs. Constituyen reacciones inflamatorias de instauración inmediata, aunque a veces semirretardada, causada por la liberación masiva de mediadores inflamatorios (histamina, triptasa, prostaglandinas y leucotrienos) por leucocitos basófilos y mastocitos, como consecuencia de la unión, por su extremo Fc, de anticuerpos IgE frente a determinados antígenos, en la membrana de dichas células. Tales mediadores son los causantes de las manifestaciones clínicas, las cuales, según la vía de acceso y el grado de difusión intracorporal del alérgeno, pueden adoptar una forma localizada - como la rinitis o el asma -, o generalizada - como las reacciones anafilácticas desencadenadas por medicamentos, picaduras de insectos o ciertos alimentos -. Son procesos con una alta incidencia, llegando a afectar hasta al 20 por ciento de la población caucásica en algún momento de su vida. En la actualidad, la mayoría de los autores utilizan el término alergia (reactividad alterada) para designar los procesos patológicos causados por una respuesta inmune frente a antígenos inocuos para la mayoría de la población. Atopia es un término acuñado en los años veinte para describir la asociación familiar, y por tanto una base genética en la tendencia de ciertos individuos a padecer una o varias de estas reacciones tras la exposición a ciertas sustancias antigénicas. De ahí la denominación de alergia atópica o enfermedades atópicas para referirse a estos procesos.

Los antígenos que estimulan la formación de respuestas de anticuerpo IgE causantes de las enfermedades atópicas se denominan alérgenos. Puede tratarse de proteínas o glucoproteínas que forman parte de productos naturales o de sustancias químicas de naturaleza hapténica (por ej: la penicilina) que al unirse a una proteína portadora se convierten en material inmunogénico Existen tres tipos de alérgenos según la vía de contacto con el mismo. Pueden ser inhalables (aeroalergenos), alérgenos por ingestión (medicamentos, alimentos, etc.) o alérgenos por inoculación (fármacos y venenos de picaduras de insectos). Los aeroalergenos son los que provocan, con mayor frecuencia, alergia atópica de las vías respiratorias (asma y rinitis alérgica). Forman parte de la composición del material particulado de la atmósfera normal, destacando el polen, los productos orgánicos de origen animal, las partículas fecales de ácaros microscópicos, las esporas fúngicas y los productos industriales.

El hecho de que actúen como alérgenos no depende de propiedades intrínsecas que los distinga de los restantes antígenos convencionales (sustancia extraña al organismo), sino de la capacidad de ciertos individuos de desarrollar una respuesta de anticuerpos IgE contra ellos. Tales anticuerpos se fijan por su extremo Fc a receptores de la membrana de los basófilos y mastocitos de los distintos órganos (sensibilización), donde pueden permanecer durante semanas. Cuando se produce un nuevo contacto con el alérgeno, su unión a dos o más moléculas de IgE fijadas desencadena la desgranulación brusca de esas células y la aparición inmediata de las manifestaciones clínicas; dicha reacción inmediata, además, puede ir seguida de una reacción de fase tardía, que aparece unas horas después.

 Las infecciones producidas por virus exacerban las crisis asmáticas y pueden precipitarlas. Aunque se conoce desde hace tiempo esta asociación, la falta de modelos animales adecuados ha impedido el estudio detallado de esta relación. Los autores del artículo investigaron los efectos que la infección por el virus sincitial respiratorio (VSR) y la influenza A puede producir en ratones normales sensibilizados con un aeroalergeno como la ovoalbúmina inhalada. Ambos virus causaron, posteriormente, una enfermedad transitoria. La inhalación de ovoalbúmina no indujo anticuerpos específicos, a menos que los ratones se infectaran en el momento de la nebulización. En aquellos ratones con exposición epidérmica a ovoalbúmina no se desencadenaron respuestas asmáticas, pero se originaron alteraciones sistémicas agudas cuando la exposición pulmonar había tenido lugar durante la infección viral. En los ratones que tuvieron una respuesta sistémica a la ovoalbúmina cutánea se aisló IgG1 plasmática específica, la cual no se halló en los demás. Los aislados del bazo de los animales expuestos mostraron citoquinas (IL-4) intracelulares debido a la exposición viral. Las células TCD8+ aumentaron la producción de g-interferón en la infección por el virus de la influenza. Ambos virus produjeron reacciones anafilácticas. Estos resultados muestran que la infección por virus respiratorios potencia la respuesta inmune humoral y celular frente a los aeroantígenos y propone un modelo experimental para la continuación del estudio de esta respuesta.

La alergia a los productos que contienen látex es un problema creciente en los servicios públicos de sanidad, surgiendo, sobre todo, en los pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos, que requieren monitorización invasiva y en los pacientes que precisan intervenciones quirúrgicas. Los autores del artículo han procurado revisar los aspectos más importantes de la alergia al látex que debieran ser conocidos por los profesionales de la salud. Los autores afirman que el látex presenta dos alérgenos mayores, el Hev b1 y el Hev b8. Al parecer, el látex tiene una hiperreactividad cruzada con ciertos alimentos, frutas exóticas y algunos aeroalergenos, como el polen. La población susceptible está conformada por los profesionales de la industria del látex, los trabajadores sanitarios, los pacientes que van a requerir cualquier clase de manejo quirúrgico, los ingresados en las unidades de cuidados intensivos, los niños con espina bífida y las anomalías urológicas severas. Los signos clínicos entran dentro del grupo de hipersensibilidad tipo I, como la urticaria, el angioedema y el shock anafiláctico. El diagnóstico se basa en la detección de la IgE específica, tests de provocación y tests intradérmicos. La profilaxis se basa en la suspensión de todas las sustancias sospechosas de producir la reacción y que puedan contener látex, reemplazando los guantes de exploración con vinilo y evitando las comidas que puedan tener una reactividad cruzada con el látex.


HIPERSENSIBILIDAD TIPO II

En una reacción de hipersensibilidad de tipo II (también conocida como hipersensibilidad citotóxica) los anticuerpos producidos por la respuesta inmune se unen a antígenos presentes en las superficies de las propias células del paciente. Los antígenos que son reconocidos por este mecanismo pueden ser tanto intrínsecos ( autoantígenos, que forman parte innata de las células del paciente) o extrínsecos (adsorbidos sobre las células durante la exposición a algunos antígenos foráneos, o posiblemente como parte de la infección de un agente patógeno). Estas células son reconocidas por los macrófagos o células dendríticas, las cuales actúan como células presentadoras de antígenos. Esto provoca una respuesta por parte de los linfocitos B, lo que lleva a la producción de anticuerpos contra los antígenos foráneos.

Un ejemplo de reacción de hipersensibilidad de tipo II es la reacción a la penicilina debido a que la droga se puede unir a la membrana de los eritrocitos, causando que sean reconocidos como agentes extraños; se produce una proliferación clonal de células B y un aumento en la producción de anticuerpos dirigidos contra la penicilina. Los anticuerpos de tipo IgG e IgM se unen a estos antígenos formando complejos que son capaces de activar la vía clásica del complemento, la cual es capaz de eliminar células que presentan antígenos extraños (las cuales son usualmente patogénicas, aunque este no sea el caso). De esta forma se forman in situ mediadores inflamatorios agudos y complejo de ataque a membrana causa la lisis y muerte celular. La reacción puede tomar desde un par de horas hasta un día en completarse.

Las enfermedades autoinmunes semejan a reacciones de hipersensibilidad de tipo II y IV. Se diferencian de las reacciones de hipersensibilidad en que los antígenos que desencadenan la respuesta inmune son autoantígenos en vez de ser antígenos foráneos como en las reacciones de hipersensibilidad. Un poco más abajo se detallan algunos ejemplos de respuestas autoinmunes que semejan reacciones de tipo II.



Hipersensibilidad mediada por complejo inmunitarios tipo III

Este tipo de reacciones es inducida por la presencia de complejos antígeno-anticuerpo los cuales producen daño celular, como resultado de la capacidad de activar una serie de mediadores químicos, especialmente el sistema de complemento.
Dos tipos generales de antígenos son capaces de producir el daño por complejos inmunes; el más frecuente corresponde a un antígeno exógeno el cual puede ser una proteína extraña, productos bacterianos, virus, etc. El otro tipo de antígenos corresponde a componentes propios del organismo, es decir, endógenos que pueden interaccionar contra diversos componentes celulares, esencialmente proteínas nucleares, ácidos nucleicos y componentes citoplasmáticos.

La reacción se inicia cuando el antígeno se conjuga con el anticuerpo ya sea dentro de la circulación (complejos circulantes intravasculares tipo III A) o en espacios tisulares (complejos in situ extracelulares tipo III B).
Los complejos formados en la circulación (III A) producen daño, especialmente en las paredes de los vasos cuando son atrapados en algunos órganos que actúan como filtro, como la circulación renal, pulmonar, plexos coroídeos etc. Ejemplos de ello, enfermedad generalizada: la enfermedad del suero aguda y localizada en un órgano: glomerulonefritis o la reacción de Arthus.

El daño tipo III B puede ser por interacción de anticuerpos con antígenos endógenos secretados por células como en el rechazo, tiroiditis, orquitis y algunas glomerulonefritis; interacción de anticuerpos con antígenos intrínsecos presentes en membranas basales o matriz intercelular como en el síndrome de Goodpasture, artritis reumatoídea, lupus eritematoso sistémico, penfigoide buloso etc. Interacción de anticuerpos con antígenos tisulares, como en angeítis, alveolitis alérgica extrínseca.
En este momento nos detendremos brevemente para mencionar algunas características del sistema de complemento e indicar cuál es su participación en la patogenia de las lesiones.

El sistema de complemento es un sistema complejo en el cual se encuentran 11 proteínas que interactúan para producir fragmentos o complejos con diferentes actividades biológicas. En la primera etapa se requiere la presencia de un complejo antígeno-anticuerpo el cual actúa uniéndose a la primera proteína de complemento o C1. C1 presenta 3 componentes C1q, C1r, C1s y que es denominada también la unidad de reconocimiento. Posteriormente aparecen C2, C4, y C5, también denominado sistema de activación enzimática y finalmente C5, C6, C7, C8, C9 considerada como la unidad de ataque.

El complejo antígeno-anticuerpo al exponer el fragmento Fc se une con C1 especialmente a través de C1q y ante una reacción iónica reversible. Esta unión determina que se active a C2 y C4 transformándolos en productos activos C24b que va a determinar su acción sobre uno de los componentes más importantes del complemento que es C3. C3 al ser activado se puede transformar en tres sustancias distintas:

- C3a o Anafilotoxina
- C3b que produce la opsonización
- el complejo C3C2C4 o complejo convertasa, el cual va a activar a C5 y secuencialmente hasta C9 que va a tener un efecto de citólisis. La secuencia que hemos señalado a continuación se conoce como la vía clásica del complemento.
El complemento puede ser activado por una vía alterna a través de un complejo antígeno-anticuerpo, u otros antígenos que actúan directamente sobre C3. Frecuentemente la properdina es requerida junto a la presencia de antígeno-anticuerpo para activar a C3. A su vez la activación de la properdina puede estar determinada por algunos mitógenos y esencialmente endotoxinas.

El complemento ya mencionado que tiene diversas funciones algunas como mediador vascular como la Anafilotoxina o C3a , la opsonización C3d, la quimiotaxis de leucocitos y monocitos (C3C5, C5C6C7), y la lisis celular (C5C9).

Volviendo a las reacciones antígeno-anticuerpo y al daño producto de la reacción de complejos inmunes es importante señalar que cuando se forma un complejo inmune es posible encontrarlo en dos grandes condiciones:

 a) Complejo antígeno-anticuerpo con exceso de antígenos: son en general complejos pequeños que circulan durante bastante tiempo y se van depositando paulatinamente en diversos órganos.
 b) Complejo antígeno-anticuerpo con exceso de anticuerpos: en este caso los complejos son de gran tamaño precipitan rápidamente tendiendo a localizarse en el sitio de introducción del Ag.

El destino de estos complejos depende estrechamente de la acción de la vía clásica del complemento. La fijación de complemento inhibe la precipitación de complejos inmunitarios por la unión covalente C3b, que evita la interacción Fc-Fc que se necesita para formar grandes agregados insolubles. Estos pequeños complejos con C3b se unen al receptor CR1 del complemento sobre el eritrocito humano y son transportados hasta el hígado donde los macrófagos los fagocitan e inactivan. Si hay defectos en el sistema del complemento o si el sistema está saturado los complejos circulan y se depositan en órganos filtros.

En las reacciones de hipersensibilidad por complejos antígeno-anticuerpo podemos encontrar dos formas principales: una forma generalizada y una forma localizada.
 - Forma generalizada (enfermedad del suero):

Esta lesión es producida por la administración de proteínas extrañas y en la cual se producen pequeños complejos antígeno-anticuerpo que se agregan dentro de la circulación. En el hombre la enfermedad del suero se manifiesta por la presencia de urticaria, fiebre, edema, presencia de adenopatías y ocasionalmente artritis, glomerulonefritis y vasculitis. Esta lesión ocurre de 8 a 12 días posterior al uso terapéutico de antisuero (antitoxina tetánica equina) o drogas (penicilina, sulfonamidas, tiouracilo, hidantoínicos etc.

En la enfermedad del suero se reconocen formas agudas y crónicas. La activación del sistema de complemento produce una disminución del complemento sérico. En la Inmunofluorescencia es posible observar depósito de inmunoglobulina G, C3, C4, C1q, en un patrón de tipo granular. El depósito de estas sustancias se visualiza predominantemente en las paredes vasculares. Entre la segunda semana aparecen las lesiones inflamatorias en corazón, vasos sanguíneos, articulación y riñón. Una vez que el sistema inmune continúa la producción de anticuerpos se forman grandes complejos inmunes los cuales son fagocitados por el sistema retículoendotelial y las lesiones empiezan paulatinamente a desaparecer. La enfermedad crónica se produce por la exposición prolongada al Ag, un ejemplo sería la glomerulonefritis membranosa.
 - Forma localizada (reacción de Arthus):

La reacción de Arthus es el prototipo y corresponde al modelo experimental de la enfermedad por complejos tóxicos. Se observa un área de necrosis tisular en el lugar donde previamente ya se había inyectado un Ag, la inflamación vascular se produce por el depósito del complejo inmune, generalmente es producida en la piel. Es una reacción alérgica inducida en presencia de exceso de anticuerpos, en este caso circulantes producto de la primera inyección. Esta reacción se puede producir experimentalmente al inyectar localmente un antígeno a un animal previamente sensibilizado. La reacción de Arthus se desarrolla en algunas horas (4 a 10 horas posterior a la inyección). En esta área se observan zonas de edema, hemorragia y ulceración secundaria a angeítis necrotizante aguda. En la Inmunofluorescencia es posible observar algunas inmunoglobulinas, fibrinógeno dentro de las paredes vasculares especialmente en las membranas.
También en la pared vascular se observa depósito de material fibrinoide con destrucción de los vasos. La ruptura de estos produce la extravasación sanguínea con trombosis e isquemia tisular.
Otros ejemplos de enfermedades mediadas por hipersensibilidad III son:
 • Glomerulonefritis postestreptocóccica
 • Lupus eritematoso sistémico
 • Panarteritis nodosa
 • Angeítis leucocitoclástica
 • Artritis reumatoídea
 • Eritema nodoso leproso


Tipo IV. Reacciones de hipersensibilidad retardada

 Son las reacciones tardías mediadas por células. El prototipo es la reacción de Mantoux. Tras la administración de tuberculina a un paciente previamente sensibilizado, aparece la reacción a las 48-72 horas como una induración en el área de inyección; Ejemplos de patología por hipersensibilidad tipo IV es el rechazo agudo de los trasplantes los granulomas y la hipersensibilidad por contacto.

Las denominadas reacciones de hipersensibilidad retardada constituyen reacciones inflamatorias debidas al reclutamiento y activación de macrófagos por el efecto de las citosinas liberadas por linfocitos TCD4+ al reconocer al antígeno en asociación con las moléculas del complejo principal de histocompatibilidad (MHC) de clase II en la membrana de las células presentadoras del antígeno (APC). En esta reacción, también denominada hipersensibilidad de tipo IV según la clasificación de Gell y Coombs, no intervienen los anticuerpos, a diferencia de lo que ocurre con las otras formas de mecanismos inmunes de lesiones inflamatorias.

Todas estas reacciones inflamatorias o de "hipersensibilidad" tienen en común el hecho de estar iniciadas por una reacción inmunológica contra un antígeno y ocurrir en un individuo sensibilizado (es decir, son el resultado de una reestimulación antigénica en una persona  que ya ha desarrollado una respuesta inmune celular frente a dicho antígeno) la hipersensibilidad retardada se manifiesta habitualmente de cinco maneras distintas:

1. Hipersensibilidad retardada frente a antígenos solubles. En general, cuando se efectúan pruebas cutáneas con antígenos solubles (purificados o no) obtenidos de diversos agentes infecciosos (bacterias, virus, hongos y protozoos),

2. Hipersensibilidad retardada en las manifestaciones de resistencia general frente a infecciones.

3. Dermatitis por contacto y reacciones adversas a fármacos en otros órganos. En las dermatitis por contacto, la reacción de hipersensibilidad retardada se induce por un compuesto químico reactivo (hapteno) que, tras acoplarse a proteínas epidérmicas, actúa como un inmunógeno efectivo.

Una respuesta similar ocurre, en ocasiones, con fármacos administrados por otras vías, desencadenándose lesiones de hipersensibilidad en órganos como riñones, pulmones e hígado.

4. Reacciones granulomatosas. Los granulomas son lesiones resultantes de agregados de fagocitos mononucleares activados (principalmente macrófagos), muchos de los cuales han fagocitado el agente responsable.

5. Rechazo de homoinjertos y reacciones de hipersensibilidad retardada. El trasplante de células vivas de un individuo a otro de la misma especie (homoinjerto) suele terminar en la destrucción y el rechazo del injerto.

Las reacciones de hipersensibilidad retardada son características de otro tipo de bacterias, como las micobacterias,
Se cree que el estrés exacerba un gran número de enfermedades, siendo alteraciones dermatológicas en un alto porcentaje. Las células epidérmicas del Langerhans parecen jugar un papel interesante en las reacciones de hipersensibilidad de la piel.


Hipersensibilidad tipo V o hipersensibilidad estimulatoria o neutralizante

 Esta reacción es mediada por un anticuerpo que reacciona con un componente de la superficie celular e induce o neutraliza la actividad de la célula correspondiente. Ejemplos son el hipertiroidismo en la enfermedad de Basetow Graves donde una inmunoglobulina G se une a un receptor TSH de la célula tiroidea y la estimula produciendo hormona tiroidea. Ejemplos en neurología es la Miastenia Gravis donde una inmunoglobulina G se une al receptor de acetilcolina de la placa motora y lo bloquea. Otros ejemplos son Eaton - Lambert, lupus y síndromes paraneoplásicos.

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